lunes, 20 de abril de 2020

Mayo de 1978. "Pedro Rojas y su Revista".

Balcón Abierto del Cronista de la Ciudad.

Pedro Rojas y su Revista.

Especial para "El Carabobeño".


Pedro Rojas ha logrado imponerse en los más diversos sectores de la ciudad, con su revista IN-FORMATE. Así podemos afirmarlo después de haber leído con la mayor atención el número conmemorativo de su quinto aniversario, correspondiente al pasado mes de marzo, y también con la lectura de sus sucesivos números anteriores, que contienen un material siempre renovado y siempre interesante. 

Pedro Rojas nos está demostrando en forma objetiva y concreta, que si es posible mantener una revista literaria en Valencia; la revista de que tanto se ha hablado, sin haber podido lograrla. Y no es que la suya cumpla esta función. La cumple en parte, solamente. No podemos pedirle peras al olmo. Una revista literaria completa, tendría que ser otra cosa. IN-FORMATE se limita, como es lógico suponer, a cubrir un solo flanco literario, uno de los más interesantes: el de la tradición histórica de Valencia, lo cual ya es bastante. En este sentido, su labor resulta encomiable. Nadie sería capaz de dudarlo. 

- Tengo varios números sobrantes; puedo canjearlos por otros, nos decía en días pasados Luis Eduardo Chávez, demostrando así su interés por ella. Y esta actitud de Luis Eduardo es un síntoma: el síntoma de lo que esta revista significa y representa para Valencia en estos momentos. Numerosos lectores han decidido coleccionarla, y así lo hacen.  Por sus páginas pasa una evocación circunstanciada, anecdótica y pintoresca, del inmediato pasado histórico de la ciudad. 

Pedro Rojas ha conseguido para IN-FORMATE un buen elenco de colaboradores. A través de ellos puede verse que Valencia es una ciudad donde abundan los cronistas: los buenos cronistas. Más de una vez lo hemos afirmado así. De pocas ciudades de Venezuela se podría decir lo mismo. Y Pedro Rojas sabe aprovecharlos, porque el mismo es un testigo fidedigno -testigo y actor a un mismo tiempo- de lo que ha venido ocurriendo en la capital de Carabobo durante los últimos cuarenta o cincuenta años. Le ha tocado recorrer las más diversas escalas sociales en el medio valenciano, destacándose siempre como un hombre infatigable. Desde niño ha sido así. Se ha formado a martillo. Para demostrar esto, nos ofreció hace algún tiempo una deliciosa biografía suya, que en cierta forma viene a ser una amena crónica de Valencia, escrita por ese gran cronista nuestro que se llama Salvador Feo La Cruz; uno de nuestros mejores cronistas, por su capacidad interpretativa, por su sentido conceptual de las cosas y por el elegante desenfado con que maneja el castellano,  hablado o escrito. Un hombre de letras, prestado a la actividad profesional, o viceversa.

Pedro Rojas cubre una trayectoria vital/admirable. Podríamos decir que no tuvo infancia, no a la manera de ese desvaído personaje llamada Don Fulgencio, que personifica y tipifica la más absoluta irresponsabilidad ante la vida, sino que no tuvo infancia porque no pudo gozar de ella. Fue uno de esos niños lanzados al azar, destinado a abrirse paso a brazo partido, contra viento y marea, venciendo a esfuerzo propio todas las dificultades y todos los tropiezos imaginables. Algunas veces su cama no fue su cama, sino un trasto viejo abandonado; algunas veces el salario incipiente que devengó, no fue un salario, sino una paga miserable; algunas veces ha podido desesperarse; pero no lo hizo: si había puertas cerradas, el trataría de abrirlas, y las abrió, efectivamente, hasta llegar a ser empleado de confianza de algunas firmas comerciales y también funcionario de un instituto autónomo del Estado. Más tarde, empresario teatral; y hoy empresario de una revista.

En medio de tantos tropiezos y avatares, Pedro Rojas aprendió a hablar inglés, no se sabe cómo, ni cuándo, ni donde; pero lo importante es que lo habla. Hoy lo repetimos, su revista IN-FORMATE  viene a ser un ejemplo; un ejemplo para quienes fungimos de hombres de letras. Esa revista lleva ya cinco años circulando con éxito, y es una publicación tan consubstanciada con Valencia, como el propio Pedro Rojas y como el grupo de colaboradores que toman parte en ella. 


Valencia, Mayo de 1978.




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