miércoles, 10 de febrero de 2016

Desarrollo de Valencia

Valencia, sin fecha.

Desarrollo de Valencia

Valencia fue fundada a mediados del siglo XVI en esta parte geográfica preferida por nuestros primeros pobladores. Existen todavía algunas dudas acerca de la fecha de su fundación y de la identidad de quien la ejecutó. Estos son hechos que todavía se continuarán discutiendo y averiguando, en ese piélago inmenso del pasado, que es la historia; oficialmente, sin embargo, ha sido admitido que esta fundación se produjo el 25 de marzo de 1555 y que su fundador fue el capitán Alonso Díaz Moreno. Así lo venimos celebrando todos los años.

Valencia fue la quinta ciudad importante fundada en Venezuela, doce años antes que Caracas, y esta fundación se hizo por tres razones fundamentales, que son evidentes: la primera de ellas, por consolidar la ocupación del ámbito del Lago, que había sido descubierto por Juan de Villegas siete u ocho años antes, el 24 de diciembre de 1547; la segunda, por revelar o contrarrestar la importancia política y estratégica de la Borburata, fundada en el mes de febrero de 1548 por el propio Juan de Villegas, permanentemente expuesta a las incursiones de los piratas, y la tercera, por utilizar a Valencia como trampolín para conquistar el valle de Caracas, que hasta ese momento no había podido lograrse, porque los cerros empinados del Avila estaban erizados de indios muy agresivos, que ofrecían una fuerte resistencia.

La lucha por la conquista y dominación de Venezuela, duró tres cuartos de siglo, en contraste con facilidad con que se vinieron abajo ante la sola presencia de los españoles los imperios de los Incas en el Perú, los Aztecas en México y los Mayas en Centro América.

Valencia estaba llamada a desempeñar desde el primer momento un papel de gran importancia en nuestra tradición y en nuestra historia, aunque su crecimiento, como veremos más adelante, fue siempre extremadamente lento. Esto, no obstante el auge y desarrollo de nuestros centros urbanos, de que nos habla el doctor Caracciolo Parra Pérez en su "Historia de la Primea República". Allí nos dice el doctor Parra Pérez que "el aumento de la riqueza agrícola y comercial había traído como necesaria consecuencia el desarrollo de los centros urbanos, de modo que, a principio del siglo XIX, se contaban en nuestro territorio diez ciudades de más de diez mil habitantes y catorce que tenían de cinco mil a nueve mil. Esta proporción es notable si se considera que en los Estados Unidos apenas había en 1790 cuatro ciudades cuya población superase diez mil almas. Filadelpia tenia 42.000 en aquel año, tanto como Caracas en 1804". ("Historia de la Primera República de Venezuela", pag. 77). Es decir que Caracas le iba pisando los talones a Filadelfia, la ciudad de mayor desarrollo que existió originalmente en los Estados Unidos.

De valencia se tuvo al principio un concepto jurisdiccional y geográfico muy amplio: en su "Descripción Exacta de la Provincia de Venezuela", publicada en 1764, don Joseph Luis de Cisneros, dice que "el temperamento es cálido y seco, y muy saludable; sus aguas son delicadas; su fundación es hermosa, las calles son anchas y derechas; las fábricas regulares, tiene Iglesia muy bien adornada; dos Curas, un Hospital; un Convento de Religiosos Franciscanos; tiene Teniente de Gobernador; Alcaldes y Regimiento. La Plaza es grande y bien delineada; su  Vecindario será de seis a siete mil almas....". Y agrega: "Linda por la parte Norte con la costa del Mar: por el Sur con la Villa de San Luis de Cura; por el Oriente con la ciudad de Caracas; por el Poniente con San Carlos y Ciudad de Nirgua..." Esto significa que la ciudad ejercía su influencia en una vasta zona geográfica.

Sin embargo, para los días de la guerra de independencia, es decir, para los comienzos del siglo XIX, Valencia era una ciudad todavía muy pequeña, desde el punto de vista urbano y demográfico. Ya hemos dicho que su crecimiento fue lento. Así ocurrió durante los trescientos años de la colonia. Cuando nos visitó el obispo Martí, en 1782, la ciudad tenía, según el censo que el levantó, 7.237 habitantes, mientras que el censo de Depons, de 1800, arrojó 5.548, y según los cálculos hechos por Humboldt, quien visitó a Valencia en enero del citado año de 1800, la ciudad tenía "de seis a siete mil almas". Son sus palabras. Además, el propio Humboldt estimaba que Valencia debía ser la capital de Venezuela, según lo asienta en sus memorias. Textualmente dice: "Laméntase, y tal vez con razón, que Valencia no se haya convertido en la capital del país. Su posición en una llanura, a orilla de un lago, recordaría la situación de México. Reflexionando sobre la fácil comunicación que presentan los valles de Aragua con los llanos y los ríos que desembocan en el Orinoco, cuando se reconoce la posibilidad de abrir la navegación interior por el río Pao y el Portuguesa hasta las bocas del Orinoco, el Casiquiare y el Amazonas, se comprende que la capital de las vastas provincias de Venezuela hubiera estado mejor situada cerca del soberbio puerto de Puerto Cabello, bajo un cielo puro y sereno, mejor que cerca de la rada poco abrigada de La Guaira, en un valle templado aunque constantemente brumoso. Acercada al Reino de Nueva Granada, situada entre las tierras fértiles de trigo de La Victoria y Barquisimeto, la ciudad de Valencia hubiera podido prosperar; pero a pesar de todas esas ventajas, no pudo competir con Caracas, que durante los siglos le arrebató gran número de sus habitantes. Las familias de los mantuanos prefirieron la mansión en la capital a la de una ciudad de provincia". 

Esta observación es exacta: Caracas prosperó siempre a costa de las demás ciudades de Venezuela, que en ningún caso y en ninguna forma podían competir con ella. Y en cuanto a la mención que hace Humboldt de las tierras fértiles en trigos, situadas entre la Victoria y Barquisimeto, es porque en todas estas zonas interioranas, y en especial en los valles situados en la cuenca del lago de los Tacarigua, se cultivaba el trigo con gran éxito. Humboldt compara nuestro trigo con el producido en México y en Europa, y lo encuentra de excelente calidad. Aquí mismo, muy cerca de Valencia, encontró dos molinos de trigo, uno hidraúlico, construído por un ingeniero que había venido de Mérida, y el otro de tracción de sangre. Los terrenos que hoy ocupa la urbanización El Trigal llevan ese nombre, porque para esa época estaban cultivados de trigo.

También nos dice Humboldt: "La industria de los habitantes comienza por lo general a despertar, y el cultivo del algodón ha aumentado considerablemente después que se acordaron nuevas libertades al comercio de Puerto Cabello y que se abrió este puerto, desde 1798, como puerto mayor a los navíos directamente de la metrópoli".

Sin embargo, cuando Humboldt afirma que "la industria de los habitantes comienza por lo general a despertar", es evidente que se refiere a una pequeña artesanía entonces existente, porque lo principal en las cercanías de la ciudad y del Lago, eran los cultivos de caña, café, algodón, añil y otros frutos similares y el fomento de la ganadería, que al correr de los años alcanzó un notable incremento en toda la zona, mientras que las primeras industrias entendidas como tales, se iniciaron aproximadamente en 1855; es decir, trescientos años después de fundada la ciudad: fábricas de aceites y de fósforos, fundiciones, fábricas de sombreros y de sacos, tenerías, talaberterías, alpargaterías, refinerías de azúcar y otras similares. La primera agencia bancaria establecida aquí, fue la del Banco Nacional, que empezó a funcionar en 1842. Orden en que aparecieron otras industrias: cerveza e hielo en 1894, (año en el cual se fundó la Cámara de Comercio de Valencia), elaboración de pastas alimenticias, en 1892; cigarrilos en 1890; telares en 1897; bebidas gaseosas en 1913; electricidad, en 1908, aunque ya habíamos tenido alumbrado eléctrico, con una pequeña planta, la primera del continente según González Guinán, inaugurada el 26 de septiembre de 1889.

En la segundad década del siglo XIX, Valencia se arruinó con la guerra. Después, vinieron los años turbulentos de las contiendas civiles y también el azote de algunas epidemias, lo que impidió  su crecimiento, hasta el punto de que al finalizar el siglo, no habíamos llegado todavía a los 30.000 habitantes. En el último censo levantado entonces, 1891, aparecemos con 28.109 y para el censo subsiguiente, 1920, es decir, 29 años después, se observa una curiosa disminución de 5.574; es decir, que habíamos bajado para entonces a 22.535 habitantes.

Esto indica que el crecimiento demográfico e industrial de Valencia, corresponde al presente siglo. Más concretamente:  ese crecimiento se inicia en la década del 20, se acentúa en la del 30 y cobra mayor velocidad en las décadas subsiguientes, hasta alcanzar en los últimos años una rata porcentual que sobrepasa todos los cálculos imaginables. A vuelo de pájaro, podemos verlos, en cifras redondas, a través de los censos de estos últimos cincuenta años: 1926, con 36.000 habitantes; 1936, con 49.000 habitanes; 1942, con 54.000 habitantes; 1950, con 88.000; 1961, con 155.000 y 1971, con 392.000.

De la década del 30 en adelante empiezan a aparecer grandes empresas: Sherwin William venezolana, fundada el 24 de septiembre de 1933, Protinal el 2 de julio de 1942, Firestone de Venezuela el 4 de mayo de 1954, Cerámica Carabobo, el 18 de abril de 1956, como filial de la Fábrica de Cemento de Carabobo, que corresponde a las postrimerías de la década del 30. Estamos en presencia de una ciudad disparada para usar un término militar. No importa quién le disparó, pero ya no habrá de detenerse.

Alfonso Marín.

Valencia. (no colocó fecha al documento tipeado con máquina de escribir).










No hay comentarios:

Publicar un comentario