miércoles, 1 de junio de 2016

Julio de 1979. "El Miguel Peña de Grooscors"

Balcón Abierto del Cronista de la Ciudad

"El Miguel Peña de Grooscors"

Especial para el Carabobeño. Alfonso Marín

Nuestro querido amigo Enrique Grooscors hijo, nos convocó para dialogar en la Casa de Páez en torno a la personalidad del doctor Miguel Peña, controvertido personaje de nuestra época heroica. Enriquito ha sido y sigue siendo igual a nuestro común compañero de andanzas literarias Felipe Herrera Vial, un decidido defensor de este prócer valenciano, que figuró siempre en primer plano en el quehacer político de su tiempo, desde los días estelares y aurorales de 1810, cuando su voz resonaba con relieves inconfundibles en el seno de la Sociedad Patriótica, hasta aquellos agitados y turbulentos instantes de la disolución de la Gran Colombia, cuando se produjo el nacimiento de la llamada Cuarta República, en 1830. 

El doctor Peña sigue siendo,  a pesar del tiempo transcurrido, un personaje polémico; tanto o más que Páez, tanto o más que Santander, por razones obvias.

La Secretaría de Educación del Estado Carabobo, público en 1972  una biografía del doctor Peña, escrita por Grooscors, que contiene una serie de datos y documentos de gran importancia, y a través de ese libro puede verse el entusiasmo admirativo y el fervoroso interés con el que se ha dedicado a estudiarlo. Se trata del esfuerzo de un escritor carabobeño leal a su tierra, interesado como el que más en la exaltación de los valores regionales. Una de las cosas que esclarece este libro, es la fecha de nacimiento del doctor Peña, que aparece equivocada en boca de algunos historiadores. Enriquito encontró, después de una paciente y larga búsqueda en los archivos de la Catedral de Valencia, la partida de nacimiento del prócer, de lo cual se muestra orgulloso con justa causa.

Lo contrario ha pasado con otro ilustre valenciano de aquella misma época: el licenciado Miguel José Sanz. A estas alturas no se sabe cuando nació. Monseñor Gregorio Adam sostenía que la partida de bautizo de Sanz se encontraba en los archivos de la Catedral,  pero ni él, ni Enrique Bernardo Núñez, ni Rafael Saturno Guerra, ni Ramón Díaz Sánchez, que tuvieron siempre un especial interés en esta partida, pudieron encontrarla. Tampoco esa fecha ha podido ser constatada por Grooscors, que tiene otro libro biográfico sobre Sanz, bajo el título de "Sanz, el Disipador de Tinieblas", (1967), ni pudo ser aclarada por otro biógrafo del Maestro: Juan Saturno Canelón.  Nosotros mismos hemos hecho algunos rastreos,  inútilmente. Ni el propio Sanz, en su juicio de Limpieza de Sangre, hace referencia a esa fecha.

Es indudable que el doctor Miguel Peña, además de haber sido y de seguir siendo todavía un personaje polémico, fue y sigue siendo un hombre de mala suerte. Un detalle: su casa solariega de La Candelaria, declarada Monumento Nacional en la misma oportunidad en que fueron objeto de esta declaratoria la Casa del General Páez, la Casa de los Celis y el  Teatro Municipal de Valencia, se ha venido reduciendo a un montón de escombros en los últimos años. De nada le ha valido ser Monumento Nacional, porque nadie se ha ocupado en salvarla, y de hacerlo hoy, ya no podríamos hablar de una restauración sino de una reconstrucción total de ella. Un caso parecido al de la casa del General Bartolomé Salom, ubicada en San Esteban, Puerto Cabello. Los años, como factor decisivo del tiempo, y la indolencia, como factor destructivo  del hombre, se han ensañado en estos inmuebles proceros, dignos de mejor suerte.

Ojalá todavía podamos salvarlos.

La devoción sostenida por Enrique Grooscors hijo hacía la memoria de Miguel Peña, es encomiable y admirable. Algunos de los hombres que ayudaron a crear la Patria, pueden ofrecer a los ojos del investigador, del historiador  y del crítico, ciertos ángulos censurables, pero no debemos olvidar que cada uno de ellos cumplió en su debida oportunidad una misión extraordinaria. La independencia no habría podido lograrse sin la conjugación de la voluntad plural de sus hombres, y esa conjugación la hizo quien estaba llamado a hacerla: Simón Bolívar, "el mago de la guerra".

La biografía del doctor Miguel Peña, escrita por Enrique Grooscors hijo, tiene un subtítulo muy expresivo: "Grandezas y Sombras de una Voluntad Creadora". Por allí justamente, por entre la rendija de estas palabras, se vislumbra la personalidad de aquel personaje notable.



Valencia, Julio de 1979



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