Balcón Abierto del Cronista de la Ciudad - El Carabobeño
AÑO BICENTENARIO DEL LIBERTADOR
Nos encontramos en vísperas del bicentenario del nacimiento del Libertador, que se cumplirá el 24 de julio del año entrante. Esto nos obliga, naturalmente, a dedicar a su memoria la mayor parte de nuestras actividades de 1983, aún cuando se interpongan las peripecias y los avatares de un proceso electoral, que desafortunadamente coincide con este gran acontecimiento, y corremos el riesgo de que se olvide lo principal por lo accesorio y de que nos entreguemos a una pugna de intereses subalternos, como por regla general sucede en estos casos, donde los intereses de la política son lo primero y los intereses del patriotismo son secundarios.
Sin embargo, debemos hacer una reflexión sobre esto. Bolívar no es una figura nacional, sino continental y universal. De esto no cabe la menor duda. Nos decía cierta vez en un congreso internacional de sociedades bolivarianas celebrado en Panamá, en 1976, con motivo de la conmemoración del sesquicentenario del Congreso Anfictiónico del Istmo, el presidente de la Sociedad Bolivariana de Alemania, que es una de las más activas que existen en Europa, que se piensa y se cree en Alemania que el destino de los pueblos americanos está estrechamente ligado a las ideas del Libertador y que sólo esas ideas pueden salvar a estos países de los peligros que los amenazan, asediados como se encuentran por potencias muy difíciles de doblegar.
Esto lo repitió después en Buenos Aires, a requerimiento nuestro, en el congreso celebrado allí en homenaje a San Martín y lo ratificó también en Santa Marta, cuando celebramos allá un nuevo congreso internacional para conmemorar el sesquicentenario de la muerte del Libertador. A esta conmemoración hecha en Santa Marta concurrieron nueve presidentes de países suramericanos y también el presidente de la República del Reino de España, además de una representación diplomática de todos los países del mundo. De manera que el homenaje que se le rindió allí a Bolívar tuvo un carácter universal.
Ahora, la fecha que se va a conmemorar es más importante, y se va a celebrar en Caracas un nuevo congreso internacional de sociedades bolivarianas, que en estos momentos se viene preparando.
Nosotros, por nuestra parte, acá en el interior, debemos dedicar todas nuestras fuerzas y posibilidades a lograr que el año bicentenario del Libertador en Carabobo alcance los contornos que él merece; debemos empeñarnos en divulgar su vida y su obra en los más diversos sectores y a todos los niveles, especialmente en las escuelas, los liceos y las universidades; que logremos un año bolivariano completo.
Nosotros, por nuestra parte, desde hace tiempo estamos empeñados en esto. Hace pocos días pusimos en manos de la presidencia de la República una Antología Bolivariana de Carabobo bastante extensa, que comprende por lo menos el noventa por ciento de lo más sustancial que los poetas y escritores de Carabobo han escrito sobre Bolívar; y estamos trabajando en dos libros: "Bolívar y el Indio" y "La Hispanidad Universal del Libertador", que tendremos listos para la imprenta a mediados del año entrante.
Para poder hacer esto, nos disponemos a hacer reajustes en nuestro tiempo, apartando actividades misceláneas, para dedicarnos por entero a nuestras actividades de Cronista de la Ciudad y a la elaboración de estos dos libros. Fuerzas y voluntad no habrán de faltarnos.
Además, queremos hacer un llamado a nuestros colegas de Valencia y de Venezuela, para que tratemos de cumplir con nuestro deber en esta especie de cita de responsabilidad histórica que las circunstancias nos ofrecen. Vamos a dedicarle un año a Bolívar. Recordemos que él no nos dedicó a nosotros un año, sino veinte, los mejores de su vida, hasta darnos la independencia, y recordemos que nos dejó también un legado de ideas, que tenemos que practicar.
Hagámonos la ilusión de que él está aquí con nosotros, que nos está mirando con ojo inquisidor y severo y que nos está pidiendo cuenta de lo que hemos hecho con su obra. Nos preguntará seguramente:
¿Dónde están los sentimientos de unión que yo prediqué?
¿Dónde están las normas de moral administrativa de que yo fui ejemplo permanente?
¿Dónde está mi doctrina de moral y luces, que yo dejé como herencia?
¿Dónde están los sentimientos de patriotismo que yo infundí a mis compatriotas?
Esas preguntas deben ser respondidas. Y respondidas dignamente.
Valencia, diciembre de 1982.
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