viernes, 30 de marzo de 2012

20 de Abril de 1987. "Batalla de Carabobo"


EL CARABOBEÑO

Balcón Abierto del Cronista de la Ciudad.

La Batalla de Carabobo

Durante nuestra guerra de independencia se libraron en territorio del estado Carabobo numerosas batallas; en el territorio situado bajo la influencia de Valencia, que era inmenso y que comprendía toda la cuenca del Lago, incluyendo los valles de Aragua. Las razones son obvias: la logística. Aquí estaban los mayores recursos. Esta cuenca fue la región más próspera de Venezuela durante la colonia. Los grandes terratenientes caraqueños se enorgullecían de poseer sus mejores haciendas en esta zona. Los personajes extranjeros que nos visitaban, se quedaban admirados de esta prosperidad. Sobre todo Humboldt, quien nos revela en sus memorias que encontró en las inmediaciones de Valencia, dos molinos para desmontar algodón, uno de tracción sanguínea y otro de tracción hidráulica. Y así sucesivamente.

Por eso mismo y también por razones estratégicas, la lucha en esta zona fue más intensa que en cualquiera otra parte. Por eso se quejaba Bolívar cuando tuvo que salir derrotado de Puerto Cabello el año 12, traicionado por Francisco Fernando Vinoni, de que en sus manos se había perdido la República. Se desesperó hasta el delirio. Nunca las derrotas sufridas por él durante la guerra, habrían de afectarlo tanto. Y por eso mismo le decía un día a Urdaneta, al ordenarle sostener a Valencia: “¡Defenderéis a Valencia, ciudadano general, hasta morir!”. Poseer a Valencia en los días de la guerra, era más importante, estratégica y logísticamente, tanto para los patriotas como para los realistas, que poseer a Caracas. En ambos sentidos se ejercía desde aquí sobre todo el territorio de Venezuela el dominio de un panorama mucho más amplio. Por eso mismo tenemos la intención y la esperanza de escribir algún día un ensayo sobre esta materia, no sólo para dejar constancia de esas numerosas acciones libradas aquí, sino también para señalar y analizar la especial importancia de ellas, que en conjunto fueron decisivas para el triunfo definitivo de las armas patriotas. De esté no nos queda la menor duda.

Sin embargo, con frecuencia nos olvidamos de ellas. Casi nos atrevemos a negarle importancia a los dos sitios de Valencia, de cuando la defendió Escalona y cuando la defendió Urdaneta. Al hacer la narración de aquella gran contienda, pasamos ligeramente sobre estos hechos. ¡Y hay que ver lo que significaron todos aquellos sangrientos episodios ocurridos entonces!.

Por ejemplo: hasta nos olvidamos de que Valencia tuvo que ser tomada a sangre y fuego, después de dos días de intensa lucha, el 13 de agosto de 1811. El marqués del Toro había tratado de dominarla, y no pudo. Tuvo que intervenir personalmente el general Miranda. Y ya sabemos que aun después del 5 de julio, Coro, Maracaibo y Guayana, habían ratificado su lealtad a España. Las dificultades iniciales de la guerra presentaban para los patriotas un horizonte sombrío. De todos modos, esas dificultades, por poderosas que fueran, había que vencerlas, y así se hizo.

Una de las acciones dejadas un poco de lado por nosotros, es la primera batalla de Carabobo, librada por el propio Libertador contra Cagigal, Calzada, Remigio, Ramos, Ceballos y Correa, el 28 de mayo de 1814. (Nos conformamos con hacer referencia a la segunda, la del 21 de junio de 1821, que selló nuestra independencia). Sin embargo, la primera también fue excepcionalmente importante. Basta observar que en ella se enfrentaron 5.000 soldados patriotas contra 6.000 soldados realistas. Los preparativos de esta acción duraron varios días, y en esos preparativos se puso una vez más de manifiesto la capacidad táctica y estratégica de Bolívar.  El parte de la batalla, boletín No. 53, dado por el ejército libertador, no puede ser más elocuente. Al pie de la letra dice: “Los republicanos tomaron en el campo 1.100 prisioneros, 500 fusiles, 7 piezas de artillería, los parques, cajas de guerra y ocho banderas de los realistas, entre ellas la del régimen de Granada. También quedaron en su poder la secretaría de Cagigal, ganados, muchos caballos y un inmenso botín cogido por la tropa en los equipos de los jefes realistas”.

En esta batalla acompañaron a Bolívar, entre otros, Mariño, Urdaneta, Cedeño, Bermúdez y José Tadeo Monagas, y es curioso observar que todos ellos pasaron la noche de víspera de la batalla a caballo, a pesar de la lluvia, para preservar la disciplina del ejército y evitar algunas deserciones. Las circunstancias de la causa patriota se encontraban en un estado crítico en aquellos momentos.




Alfonso Marín.


Valencia, abril de 1987.

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