Balcón Abierto del Cronista de la Ciudad.
EL
VALOR DE SER ANTIPÁTICO
(a Propósito de
la Fundación de Valencia)
Decía
una vez Ramón Díaz Sánchez, en la nota de introducción de sus Obras Selectas, editadas en EDIME, que
el escritor tiene que “conservar el valor de ser antipático”.
Efectivamente,
quienes estamos en contacto con la opinión, o nos encargamos de manejarla,
tenemos que decir a veces ciertas cosas capaces de despertar en contra nuestra
la antipatía de los demás. Un fenómeno. Un fenómeno inevitable.
Eso nos
está sucediendo ahora con ocasión del discurso que pronunciamos hace poco en la
Casa Páez acerca de la Fundación de Valencia. Hemos visto caras amarradas,
gestos de desagrado, ceños adustos. Todo por haber dicho que Alonso Díaz Moreno
se nos está yendo de las manos como fundador de la ciudad. Esto, a propósito
del nuevo libro del Hermano Nectario María, “Orígenes de Valencia”, publicado
por el Instituto de Antropología e Historia del Estado Carabobo, que está
empezando a circular en estos momentos.
Más
todavía: algunos han aprovechado la ocasión para refrescar la acción de sus
baterías en contra nuestra. Hubo alguien que haciendo uso de su mezquindad
enciclopédica y de una tenacidad verdaderamente admirable, recordó por enésima vez que no
somos valencianos. El “escritor trujillano”, es su consigna. Lo que resulta
innecesario porque eso lo sabe Valencia. Nadie ha tratado de ocultarlo. Y hubo
otro que le confesó a un amigo nuestro, que se sentía más valenciano llevando
en la mano el pendón de Díaz Moreno.
Todo
esto nos resulta muy deleznable. Allí no está representada la voz de la
hospitalidad, nobleza, y de la tradicional gallardía del pueblo de Carabobo.
Allí está representada otra cosa. Además, hay quienes tienen en esto una
actitud muy distinta, y eso conserva el equilibrio.
Ahora
bien: nosotros no hemos inventando nada, ni en contra de Díaz Moreno, ni en
contra de nadie. Reléase nuestro discurso. Hemos dicho en él, entre otras cosas
lo siguiente: “Para quienes hemos venido sosteniendo hasta ahora que el
fundador de Valencia fue Alonso Díaz Moreno, y que a la vez hemos expresado
dudas acerca de la posibilidad de que se modifique una aseveración como está,
hecha por Oviedo desde un ángulo cercano a los acontecimientos y reiteradamente
repetida por los historiadores; y para quienes, por otra parte, la tradición
habrá de ser un valioso y poderoso auxiliar de la historia, la aparición de
este libro del Hermano Nectario María no debe ser motivo de desaliento, sino
más bien un acicate para continuar estudiando con ánimo sereno este debatido
punto histórico, y otros semejantes, con el firme deseo de encontrar nuevos
documentos que aporten nuevas luces y nuevos elementos de juicio al
esclarecimiento de nuestro pasado remoto”. Y finalmente formulamos en aquella
misma ocasión un llamado a nuestros amigos y colegas para que sigamos
investigando. Nosotros, por nuestra parte, lo estamos haciendo. Le reconocemos
un gran valor al libro del Hermano Nectario María; pero ese libro podría no ser
definitivo si se encontrara algún documento capaz de rebatirlo. El verdadero
problema consiste precisamente en eso: en que ningún historiador ha presentado
hasta ahora ningún documento que ni siquiera tangencialmente corrobore la
aseveración tradicional de que Alonso Díaz Moreno fue el fundador de Valencia.
Otra
cosa: hace apenas cinco años apareció el Volumen No. 70 de la Academia Nacional
de la Historia, serie: “Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela”, donde
se afirma que el fundador de Valencia, o poblador, como entonces se decía, fue
el Gobernador Alonso Arias de Villasinda. Esta obra vino a robustecer, con
cinco años de anticipación, lo dicho por el Hermano Nectario María en su citado
libro. Trae un estudio preliminar de Antonio Arellano Moreno, con la Relación
de Venezuela por Juan Pérez de Tolosa, la Carta del Obispo Ballesteros de 1550;
Memoria y Relación de Martín López, 1550; Relación de Juan Salas; Relación de
Venezuela; Relación de Lope de las Varillas , 1569, etc.
Estas Relaciones
responden a un “Interrogatorio para todas las Ciudades, Villas y Lugares de
Españoles y Pueblos de naturales de las
Indias Occidentales, Islas y Tierra Firme: al cual se ha de satisfacer conforme
a las preguntas siguientes, aviéndolas averiguado en cada pueblo con
puntualidad y cuidado:”
1) Si es
Ciudad, Villa o Aldea de Españoles, o pueblo de Indios.
2) Cómo se
llama de nombre y sobrenombre.
3) Cuántos
años ha que se fundó.
4) Quién
fue su fundador.
5) Que
novedad de estado ha tenido en disminución, o aumento y por qué causas.
6) Cómo se
llama la Provincia, y el sitio donde está poblado.
7) A que
audiencia está sujeto.
8) A qué
Gobernador, o Corregidor está sujeto.
9) Que
lengua se habla en este pueblo, y si es general o particular.
10) Qué
escudo de Armas tiene, y con qué privilegio y merced.
En le
Relación de Venezuela, escrita en 1555, página 61, se lee lo siguiente: “Coro
fue poblada por micer Ambrocio Borburata por el licenciado Tolosa. Nueva
Valencia por el Gobernador Villacinda”. Hay, además otros datos muy
interesantes sobre la Nueva Valencia.
La
Comisión Editora de la Academia Nacional de la Historia a cuyo cargo estuvo
esta obra, la integran los historiadores Héctor García Chuecos, Carlos Felice
Cardot, Guillermo Morón, Joaquín Gabaldón Márquez y Mario Briceño Perozo. Jefe
de Oficina de Publicaciones: Guillermo Morón.
Como se
ve, la voz de alerta dada por nosotros no se responde a un mero capricho, ni a
un afán publicitario, ni a un deseo de contribuir a derribar un símbolo de
cuatro siglos en la vida de la ciudad. Se trata de un planteamiento serio,
hecho con el sentido de responsabilidad que el caso reclama, y así debe entenderse. Lo demás, es querer
hacer uso de un sectarismo conceptual del estudio y de la interpretación de la
historia, completamente extemporáneo. Ya dijimos en nuestro citado discurso,
que Nuestra Señora de la Anunciación ha reemplazado a Sta. Ursula como Patrona de Valencia, y que
Nuestra Señora de la Anunciación fue reemplazada a su vez por la Virgen del
Socorro. Nada de extraño tendría, sin que esto signifique una tragedia, que
Alonso Arias de Villasinda llegara a reemplazar en un momento dado a Díaz
Moreno como fundador de la ciudad. También observamos entonces que La Victoria
tuvo durante 373 años como fundador suyo al capitán Francisco de Loreto, y ahora
se ha comprobado que el verdadero fundador de La Victoria fue el teniente
general juez poblador Pedro Gutiérrez de Lugo.
En este viejo pleito entre la tradición y la investigación se presentan
algunas sorpresas.
Y una
advertencia última: rechazamos, por absurda, la tesis de que la verdadera
valencianidad debe identificarse con el orgullo de llevar en la mano el pendón
de Díaz Moreno. Esto no pasa de ser un sofisma. Díaz Moreno ni siquiera era valenciano. Había nacido en un lugar más remoto que la tierra donde nació el
actual Cronista de la Ciudad.
Alfonso Marín.
Valencia, abril de 1970
Tati, pues cada dia como que empeoramos en aquello de cambiar la historia. Don Alfonso es el Trujillano mas Valenciano que yo conozco!
ResponderEliminar