viernes, 25 de mayo de 2012

13 de Julio de 1981. "Tres Documentos Fundamentales de Valencia"



Tres Documentos Fundamentales de Valencia


Hay tres documentos esenciales para la historia de Valencia, que no hemos podido encontrar: el acta de su fundación, el título de ciudad y el acta de la instalación original del Concejo Municipal. Factores insalvables, parecen haberse confabulado a lo largo de la historia para el extravío de estos documentos.

Respecto al acta de fundación, que tanta falta nos está haciendo para esclarecer con carácter definitivo este hecho inicial de la vida de la ciudad, el caso de Valencia no es un caso aislado, sino más bien común a la casi totalidad de las ciudades de Venezuela: la única que tiene el privilegio de poseer el acta de su natalicio, es Guanare. No conocemos ninguna otra. Una vez tuvimos noticia de que el acta de la fundación de Valencia se encontraba en la catedral de Santo Domingo. Fuimos allá. Nos atendieron  muy bien el Arzobispo y el presidente de la Academia de la Historia Don Emilio Rodríguez Demorisi. Pero no era cierto. Los documentos más antiguos que existen en la catedral de Santo Domingo, datan de 1594. Hasta ese año, los viejos archivos coloniales de la isla fueron pasados a Cuba.

Los valencianos no se conformaron nunca con esta pérdida de su acta natalicia y un día solicitaron al rey el título de la ciudad para sustituirla. Ese título fue expedido después de un largo proceso, y es presumible que en él se hiciera alusión a la fundación de Valencia, pero ese título también se perdió y no ha podido hallarse. La última vez que hubo alguna posibilidad de encontrarlo, fue en 1838, cuando un sabueso de archivos, de esos que nunca faltan, y que ahora son escasos, dijo que había visto ese título en el archivo de la Secretaría de Estado para los Asuntos del Interior y de Justicia, organismo que antecedió al actual Ministerio de Relaciones Interiores, y se comprometió a sacarlo, siempre que le pagaran treinta y seis pesos como honorarios. Este pago no pudo hacerse, porque el administrador de rentas de Valencia dijo que no había partida para eso y que cualquier erogación que se hiciera por ese concepto seria violatoria del artículo 28 de la Ordenanza de Rentas y Gastos Públicos de Valencia. No hubo pago y no hubo título. Oportunamente analizaremos esto con mayores detalles.

El tercer documento fundamental de Valencia, que ha desaparecido, es el acta de instalación del Concejo Municipal, efectuada el 30 de junio de 1821: es decir, seis días después de la batalla de Carabobo. Hay propiamente dos actas: una correspondiente a una sesión preparatoria del día 28 y la otra de la instalación el día 30. Por fortuna, el Concejo Municipal posee copia certificada de esas actas, suscrita por el general Gregorio Cedeño, J. Figueredo Herrera, Monseñor Víctor Julio Arocha. José  Luis Pacheco y otro personaje cuya firma es ilegible, expedida con fecha 18 de abril de 1910. El general Gregorio Cedeño fue presidente del Estado y Monseñor
Arocha era para entonces Vicario de Valencia.

¿Qué ha pasado en esto? Muy sencillo: los libros de actas del Concejo Municipal de Valencia correspondiente a  esa época han desaparecido. Por eso no hemos podido verificar a través de ellos la repercusión oficial de los episodios de la Cosiata, ocurridos poco después en Valencia. Es muy posible que como se tratara de hechos trascendentales, en los cuales estuvieron involucrados personajes de gran figuración política, que durante ese tiempo y también posteriormente iban a desempeñar un papel importante en la vida pública nacional, esos propios personajes, que entonces fueron testigos y actores a un tiempo mismo, y que posteriormente iban a desempeñar un papel idéntico, fueran los primeros interesados en que oficialmente no quedara ninguna huella. Las actas del Cabildo, primero, e inicialmente las del Concejo Municipal, recogían siempre el eco de los acontecimientos ocurridos, tanto en Valencia, como en otros lugares de Venezuela, cuando esos acontecimientos tenían algo que hacer con la vida política, social, económica y cultural de la ciudad.

Hay que confiar, sin embargo, en que algunos de esos libros y documentos extraviados, aparezcan. No cejaremos en nuestro empeño de seguirlos buscando.

Va en ello el esclarecimiento definitivo de algunos aspectos de nuestra historia local y regional, excepcionalmente importantes.


Alfonso Marín.


Valencia, julio de 1981.

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