viernes, 25 de mayo de 2012

4 de Enero de 1983. "Historia de Carabobo"


Historia de Carabobo


Fue, sin duda alguna, un acierto, haber designado a Torcuato Manzo Nuñez para que escribiera la historia de Carabobo, dentro de ese programa de la elaboración de historias estatales, que el gobierno ha estado realizando. Una iniciativa de gran alcance y de especialísima importancia, porque nosotros estamos acostumbrados a que la historia de las regiones se escriba desde Caracas, a través de los documentos oficiales, con todos los inconvenientes y deficiencias que esto entraña, cuando lo natural es que esto se haga en la provincia, en el propio teatro de los acontecimientos que hayan de ser narrados, y por personas idóneas, encariñadas con su tierra.

Historiadores que han tenido oportunidad de leer estas historias seccionales hasta ahora publicadas, nos dicen que quizá las dos mejores que han aparecido, son la del Táchira, escrita por el doctor Tulio Chiossone, y la de Carabobo, escrita por nuestro colega Manzo Nuñez. Esta opinión nos satisface, por razones obvias.

Y a la verdad que la Historia de Carabobo de Manzo Nuñez, es un excelente libro.  Resulta admirable, que en el poco tiempo que tuvo disponible para escribirlo, hubiera podido sintetizar en forma objetiva y directa un enfoque regional documentado y tan bien orientado como el que ha hecho. Nos presenta un verdadero estudio geográfico, orográfico e hidrográfico de la región, antes de entrar en la parte histórica propiamente dicha. Nos explica el origen del nombre de Carabobo, en un todo de acuerdo  con  un estudio hecho por el profesor José Saer D´Heguert, eminente botánico y uno de los últimos discípulos de Pitier, que dejó inédito, antes de morir, y que posiblemente Torcuarto no conoce, porque no hace referencia a él al tratar este punto.

Se basa, no obstante, en otros naturalistas de renombre, que también han estudiado el caso: todo lo cual nos lleva a la evidencia de que ese nombre procede de una planta ornamental rupestre, de la familia de las ciclantáceas, propia de la región y que todavía se encuentra en las pequeñas quebradas que existen en los alrededores de nuestro campo inmortal.

A partir de aquí, Torcuarto se adentra en una descripción física muy completa del territorio del estado Carabobo, que comprende, naturalmente las peripecias históricas y tradicionales que ha sufrido al correr de los siglos, nuestro querido Lago de Valencia o Lago de Tacariguas. Y continúa luego con la historia, y hasta con la prehistoria y la conquista de toda la extensión territorial que ocupa el estado. Nos habla de sus primeros habitantes, de sus hábitos de vida, de las primeras fundaciones de ciudades, incluyendo desde luego, en primer término, las de Borburata y de Valencia, la organización político territorial, los corregimientos, los cabildos, la etapa de la colonia, las características del gobierno colonial y provincial y finalmente el deslumbrante episodio de nuestra independencia y la participación que en él tuvo Carabobo como uno de los teatros principales de aquella gran contienda, dedicando los últimos capítulos de su obra a nuestra historia contemporánea, para señalar con toda claridad el enorme aporte que ha dado Carabobo al proceso de nuestro desarrollo, en sus aspectos más diversos.

Para condensar todo esto en un libro de un poco menos de trescientas páginas, Torcuarto Manzo Nuñez tuvo que hacer un esfuerzo inaudito; pero cumplió su cometido con gallardía y buen sentido, con responsabilidad y acierto, dándonos de este modo un nuevo ejemplo de su reconocida capacidad de trabajo, su solvencia intelectual y su talento indiscutible.

Por tales razones, esta nueva obra suya ha venido a constituir uno de los mejores libros escritos en Valencia durante el año de 1982, que acaba de terminar, y desde luego es un buen síntoma de lo mucho que de él debemos esperar, ahora cuando se encuentra en plena madurez intelectual, enamorado como ninguno de la vida, el desarrollo, el progreso y la tradición y la historia de su tierra.


Quienes nos encontramos ligados a él por un compañerismo entrañable, tenemos motivos más que suficientes para estar orgullosos con el triunfo de esta obra.



Alfonso Marín.


Valencia, enero de 1983.

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